Agronegocios (II): El monocultivo de soja
"La soja es prácticamente, en términos científicos, casi un yuyo que crece sin ningún tipo de cuidados especiales. Para que uds. tengan una idea argentinos y argentinas, el glifosato, que es algo con lo que se bombardean las plantaciones de coca en Colombia o en la frontera con Ecuador, para destruir la coca, a la soja no le hace nada. Es más, le hace bien porque le mata todos los yuyos que están alrededor" Dra. Cristina Fernandez, 31-03-2008
Audios:
La soja es un yuyito. Cristina Fernández de Kirchner; 31-03-2008
La gran historia. La soja, el grano de la discordia en Argentina. Informe de HispanTV; 2013
Entrevista a Miguel Teubal. Agencia Télam; 2010
Entrevista a Carlos Vicente. Campaña Yo no quiero transgénicos - Chile; 2012

por Fernando Martín Pereyra
Sí, un yuyito... Un yuyo, modificado genéticamente para hacerlo resistente al herbicida conocido como glifosato. Y es por eso que este veneno mata todo, menos a la soja patentada por Monsanto. Este "yuyo" represento en el 2016 un ingreso para el Estado nacional de algo más de 67 mil millones de pesos y si Cambiemos no hubiese modificado las retenciones, esa cifra se hubiese elevado a los 115 mil millones (y sólo en la comercialización del grano). (Si pensamos que el presupuesto 2017 del PAMI fue de unos 116 mil millones, podemos dimensionar la catástrofe que significa para las arcas del estado la reducción de las retenciones). (Fuentes: Página/12; El Cordillerano)
La producción de soja ha tenido un crecimiento exponencial desde los 80 a nuestros días, pasando de 3,7 millones de toneladas en 1980/81 a 10,8 millones en 1990/91, a 35 millones en 2002/2003 y 57 millones en 2015/2016. De la superficie sembrada con cereales y oleaginosas, la producción sojera paso del 9,1% del total en 1980/81, al 24,8% en la campaña del 90/91, a más del 46% 2002/2003 y en la actualidad supera holgadamente el 50%. (Fuente: Voces en el Fénix)
La soja en nuestro país se cultiva desde principios del siglo pasado. Pero siempre fue un producto de "segunda", utilizado principalmente como forraje. Recordemos que en el siglo XX Argentina se caracteriza por ser un importante proveedor de carnes y cereales al mercado mundial, además de contar con una importante diversidad de productos agricolaganaderos que le aseguraban su soberanía alimentaria. Y en este esquema la soja no tenía ningún peso.
Pero en la década del 70 se produce una "agriculturización" del "campo" argentino y la tradicional alternancia entre producción agrícola y ganadera, es sustituida por una producción basada en dos cosechas agrícolas anuales, promovido por la aparición de nuevas variedades de cereales y oleaginosas: una de ellas es la soja.
Rápidamente, el doble cultivo trigo-soja se difunde en la región pampeana y comienza a desplazar al maíz y el sorgo, así como también actividades ganaderas que participaban con estos cultivos en sistemas de explotación mixta.
"La transformación del campo argentino comienza a sustentarse sobre la soja y sobre el paquete tecnológico que la acompaña, a costa de la ganadería y de otros cereales tradicionales", Miguel Teubal, Economista UBA-Conicet. (Fuente: Grupo de Estudios Rurales)
"En la Argentina la soja paso de ser un producto marginal. Los primeros experimentos se dieron a fines de los 60 y en un periodo de entre 30 y 40 años pasó de ser inexistente a representar hoy cerca de 20 millones de hectáreas... un fenómeno que en simultáneo se estaba dando en otros países del Conosur. En la soja y en el proceso agropecuario en general, se dio un proceso de transformación tecnológica muy importante y una transformación de la estructura productiva" Luciano Cohan, Economista experto en soja.
A mediado de los noventa el mercado mundial da un nuevo salto tecnológico y aparece la semilla transgénica de la soja. La semilla RR (Roundup Ready), que no es otra cosa que la modificación genética de la soja para hacerla resistente al herbicida Roundup, ambos patentados y producidos por Monsanto. De esta forma los productores agrarios se volverán dependientes del paquete tecnológico de Monsanto: semilla+herbicida.
"De los años 70 a esta parte ha
habido una importante transfromaciòn del sector agropecuario. Esto tiene que
ver con cierto cambios tecnológicos que se introducen en el campo, pero también
tiene que ver con la primacía creciente de lo que nosotros llamamos el
agronegocio en el país. En el año 96 se libera al mercado la semilla
transgénica y Argentina es el segundo país del mundo, después de EEUU, que
libera esta semilla para la actividad agropecuaria. Lo que se requiere para que
funcione el sistema es la utilización del glifosato. El glifosato es un
herbicida que mata todo, excepto la semilla. Fue inventado para eso. Eso era la
idea de la semilla transgénica, no es para resolver el problema del hambre en
el mundo, sino como mecanismo para acrecentar las ganancias. La soja se
transformó en uno de los cultivos más apreciados de la economía mundial, porque
se necesita para alimentar a las vacas, los chanchos y las aves de los países
europeos." Miguel Teubal, Economista UBA-Conicet.
A partir de este desarrollo, la Argentina se transforma en uno de los principales países del tercer mundo en el que se impulsan los cultivos transgénicos, especialmente la soja, que no deja de ser principalmente un forraje para alimentar los animales de Europa y China. Todo ello de la mano de la siembra directa que agota la tierra, el glifosato que contamina el ambiente y enferma poblaciones enteras y el desmonte que genera un desastre socioambiental sin precedentes.
En nuestro país, el Secretario de Agricultura del menemismo, Felipe Solá, autorizó en 1996 su ingreso de la mano de la multinacional Monsanto. En un trámite exprés de sólo 81 días y en base a un informe favorable de por la entonces novel Comisión Nacional de Biotecnología (Conabia, organismo creado en 1991), se aprobó el ingreso de la semilla transgénica de Monsanto. (La Conabia está integrada, curiosamente, o no, por las empresas que producen y venden los transgénicos y los productos derivados: Bayer, Monsanto, Syngenta y Pioneer/DuPont, entre las más conocidas.) (Fuente: Página/12 )
"El expediente de aprobación es, desde el punto de vista científico, tendencioso, arbitrario y poco científico. La mayor parte de los resultados en puntos de extrema importancia como consumo humano, o los test eco toxicológicos en ratones, pollos y peces, corresponden a las propias investigaciones de Monsanto. Son juez y parte", denunció Norma Sánchez, profesora titular de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de la Plata (UNLP) e investigadora independiente del Conicet. (Fuente: Página/12)
"Argentina aprobó en febrero o
marzo del 96 la soja transgénica y en la temporada siguiente ya empezó esta
invasión, mientras Paraguay, Brasil y Bolivia tenían prohibición explícita
sobre los transgénico y tenían movimientos sociales importantes que se oponían
a los transgénicos. Entonces, la aprobación en ésta década neoliberal nefasta
de la argentina de los transgénicos, sin ley, sin debate público, simplemente
una disposición ministerial y un decreto del presidente autorizaron la soja RR,
con un expediente que Monsanto presentó solo en inglés y que tuvo un trámite
rápido de apenas dos meses, permitió que empezara esta invasión de transgénicos
en Argentina. Y la estrategia de Monsanto fue dejar que la soja se
multiplicara, se cultivara y se vendiera esa semilla libremente, primero dentro
de Argentina y luego, en pocos años, comenzó a cruzar la frontera. Empezó a
venderse clandestinamente a Brasil, Paraguay y Bolivia. Y esta introducción de
a poco en todo el cono sur hizo que los medios comenzaran a informar, seguramente aviados por Monsanto, y crear la presión para
que Paraguay, Brasil y Bolivia la tuvieran que autorizar por una cuestión de
hecho. En el 2003 cuando ya se habían vencido todas las resistencias y ya
estaba autorizada en estos lugares, Monsanto rápidamente llega a acuerdo de
cobro de regalías con los productores de estos países y al no llegar a acuerdos
con los productores argentinos, es que empieza a demandar que no circule más
soja clandestina, que haya controles de parte del estado de la soja que se
vendía. Esa estrategia de Argentina como capital de esa república unida de la
soja que inventó Monsanto es muy clara y es lo que se logró con esta anuencia
del gobierno argentino, pasando miles de kilos de semillas transgénicas".
Carlos Vicente, GRAIN.
Este salto tecnológico expulsó a los pequeños y medianos productores que no pudieron acceder a la nueva tecnología y las ventajas productivas ampliaron la frontera agrícola, y la soja no sólo desplazó a otros cereales, tambos, hortalizas, frutas y la agricultura familiar, sino que profundizó el desmonte.
Como señala Carlos Vicente de GRAIN:
"Argentina ha dejado de producir alimentos para producir un forraje, fundamentalmente, que es la soja transgénica resistente al glifosato que hoy invada más de 20 millones de hectáreas en Argentina, que es más del 57% de la tierra agrícola disponible destinada a la soja transgénica, que ha desplazado miles de otras producciones desde frutales hasta producción de animal, hasta producción de hortalizas en diferentes regiones del país, para producir ese monocultivo. Que ha desplazado por supuesto a miles de trabajadores rurales que se han visto expulsados, porque la soja transgénica por definición y por modelo productivo solamente necesita de un trabajador rural por cada 500 hectáreas que se producen de soja, por lo tanto es una producción industrializada que no necesita gente. Y significa la fumigación de esos 20 millones de hectáreas, entre otras cosas, con más de 200 millones de litros del herbicida glifosato, para lo cual fue diseñada la soja transgénica, para resistir a ese herbicida, pero además el uso de otros tantos millones de litros de otros herbicidas que se utilizan entre siembra y siembra como el 24D o de otros agroquímicos que se utilizan para combatir las plagas que obviamente cualquier monocultivo tiene.
Obviamente el éxito de la soja, además de la imposición de Monsanto a significado para algunos grandes ganancias económicas. Es indudable la ganancia que significa en este modelo de agricultura globalizada de commodities, con precios a futuro determinados en la bolsa de Chicago, pero en el resto, salvo la ganancia para estos pocos ganadores del modelo, ha significado absolutas pérdidas. Uno de los hechos que ha ocurrido en estos 15 años de soja en la Argentina, es una tremenda concentración de la tierra en pocas manos, no solo porque se han comprado miles de hectáreas por algunos productores, sino porque la mayor parte del paquete es manejado por pooles de siembra, que son más grupos financieros que grupos productivos, que reciben inversiones y manejan las pocas horas que demandan el cultivo de la soja, que con la siembra directa significa tres días de siembra varias fumigaciones en el medio y tres días de cosecha. Esto significa familias que arriendan sus tierras, se van a vivir a las ciudades y viven de rentas por algunos años, mientras estos pooles de siembra están destruyendo sus tierras.
En cuanto a la economía argentina a significado dejar de producir alimentos, a significado el desplazamiento de pobladores y ha significado que Argentina se ponga al servicio de China y de la UE para exportar este forraje para alimentar chancos, aves de corral y vacas y deje de producir alimentos. Este granero del mundo que se hizo famoso en las décadas de los años 40 y 50, ha dejado de producir alimentos, es más producciones como la ganadería bovina están siendo desplazadas hacia zonas marginales y ha avanzado el engorde de ganado a corral que producen carne para el mercado local, la carne buena de animales que crecen con pasto se siguen usando para la exportación. Todo esto y se ve en cada uno de los ejemplos: dejar de producir leche, dejar de producir algunas carnes, dejar de producir hortalizas y frutales para el mercado interno, significa un atentado contra la soberanía alimentaria del pueblo argentino
Lo dramático es que el glifosato
se ha vendido en estas últimas décadas como un herbicida inocuo, clasificado
como un herbicida de baja toxicidad. Incluso los promotores de éste modelo
decían con tranquilidad hace diez años que podían tomarse un vaso de glifosato
sin que ello les trajera ninguna consecuencia a la salud. Frente a esto, que no
es más que una cuestión de publicidad, lo que ha demostrado la realidad a lo
largo de estos 15 años es que 200 millones de litros de un herbicida ha tenido
un impacto tremendo en la salud de las comunidades".
La soja RR expulsó a gran cantidad de productores agrarios, hizo a los que quedaban dependientes de la multinacionales que controlan el paquete tecnológico, destruyo las economías regionales, desplazó poblaciones rurales e indígenas, destruyo selvas y montes y concentró la tierra. Y todavía contaminó el ambiente y a las poblaciones rurales, destruyó el suelo y generó una crisis hídrica sin precedentes. Para peor, el gobierno de Cambiemos apenas asumido redujo las retenciones a la soja, haciéndonos perder la friolera suma de 48 mil millones de pesos y prometiendo reducir el año próximo en 0.5 puntos mensuales, con la idea de llegar al 2020 con retenciones 0.
En definitiva que el monocultivo de la soja nos genera una crisis socioambiental cuya dimensión aún no podemos dimensionar, sin ni siquiera permitirnos a cambio capitalizar al país.
